Una de las metas principales de nuestro tratamiento es aliviar el dolor. El dolor está diseñado para disminuir gradualmente y no para bajar de «10 (una intensidad máxima) a 0 (sin dolor) » de forma inmediata. El dolor nos protege y si has experimentado dolor por un tiempo, no tiene sentido que desaparezca de inmediato, ya que naturalmente debe disminuir de forma progresiva. Mientras te estás recuperando, haz más actividades y ejercicios, ya que las investigaciones nos han mostrado que es una buena forma de ayudar a disminuir el dolor.
De todos modos, EXPERIMENTAR ALGUNAS EXACERBACIONES, AGUDIZACIONES O ATENUACIONES durante la terapia o durante el tiempo que sientes dolor, se considera normal. Un día de mayor actividad o carga emocional, puede aumentar el dolor, tensión, adormecimiento u otros síntomas relacionados, pero a la larga debe disminuir mientras continúas tu tratamiento. Una cosa muy importante de tu recuperación es saber por qué estás teniendo un » mal día» o un día con más dolor.
A continuación te comentamos 5 cosas que debes hacer cuando aumenta tu dolor:
Para poder desarrollar control sobre tu dolor, debes saber por que estás teniendo un «mal día». El dolor no ocurre sin una razón aparente. Es importante descubrir esto, pues nos entrega información valiosa respecto a que se puede hacer en el futuro para evitar el aumento del dolor. Por ejemplo, puede que hayas caminado más de lo habitual, o que hayan ocurrido algunas cosas en el ámbito emocional en casa.
¿Qué haces cuando te duele? Es muy importante encontrar maneras de ayudarte a ti mismo y no volverse dependiente de un profesional de salud ni de los medicamentos. El ayudarte a ti mismo puede incluir estrategias simples como usar una compresa caliente, una compresa fría, masajes o hasta adquirir un TENS para ayudarte por algunos días.
Lo último que quiere hacer una persona con dolor es ejercitarse o moverse. Esto es normal, pero el no hacer nada puede aumentar el dolor. Es aceptable que, por esos días sensibles. «disminuyas» un poco tu programa de ejercicios, pero no debes quedarte sin hacer nada. Baja el tiempo de tus caminatas o salidas en bicicleta , y escoge el ejercicio que mas te ayuda, o el que más te gusta.
El dolor puede verse fuertemente influenciado por las emociones y el ambiente, el ruido, estrés, y los plazos que cumplir de tus actividades pueden ser una fuente significativa de dolor. Tómate unos minutos y sal del ambiente estresante. Si trabajas en una oficina, párate del escritorio, ve al baño, respira profundo o ve a buscar un vaso de agua. Si eres dueña de casa: sal de la casa, vaya a la terraza o patio y respire profundo.
Es normal no querer hacer nada si estás teniendo un «mal día». Esto desafortunadamente hace que tu cerebro crea que algo anda mal, lo que genera un aumento de dolor. Si tienes un día muy ocupado con actividades planificadas, prioriza y re-organiza tu día. Mueve algo al día siguiente, o haz algunas tareas, no todas.
Lo realmente positivo de este plan de afrontamiento, es que podrás tomar el poder sobre ti mismo cuando tengas un «mal día». Si puedes superar un «mal día» ayudándote de esta forma, será un GRAN PASO PARA TU RECUPERACIÓN.
Texto traducido y adaptado de www.ispinstitute.com y evidence in motion.
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Sebastián Ortiz