La quiropráctica, además de ser una opción efectiva para aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad corporal, también representa una alternativa más amigable con el medio ambiente en comparación con el tratamiento farmacológico. A lo largo de los años, la dependencia de los medicamentos para el manejo del dolor ha generado una serie de efectos adversos sobre los ecosistemas, lo que ha abierto la puerta a terapias no invasivas como la quiropráctica, que ofrece una solución más natural y sostenible.
Uno de los mayores problemas ambientales asociados con la medicina tradicional es el impacto de la industria farmacéutica. En 2015, se estimó que esta industria produjo alrededor de 52 megatones de dióxido de carbono (CO2), una cifra alarmante si se compara con otros sectores, como el automotriz, que generó menos emisiones en el mismo período. El proceso de fabricación, empaquetado y distribución de los medicamentos contribuye a la huella de carbono, exacerbando el calentamiento global y afectando a los ecosistemas naturales.
Además del CO2, los medicamentos tienen otra vía de impacto ambiental: su eliminación. Cuando una persona consume un medicamento, solo una parte de este es metabolizada por el cuerpo; el resto se elimina a través de la orina y las heces, llegando a las aguas residuales y eventualmente al medio ambiente. Este ciclo ha provocado la contaminación de cuerpos de agua y suelos, ya que estos residuos farmacéuticos no son completamente eliminados por los sistemas de tratamiento de aguas convencionales.
Entre los medicamentos más utilizados para el manejo del dolor se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). Estudios recientes han demostrado que estos compuestos han sido encontrados en aguas de diversas regiones del mundo, incluyendo Chile. La presencia de fármacos en cuerpos de agua no solo afecta la biodiversidad acuática, sino que también plantea riesgos para la salud humana al reintroducirse en la cadena alimentaria y el ciclo del agua.
Los residuos de AINEs y otros medicamentos pueden alterar la flora y fauna acuática, afectando la reproducción de especies, cambiando la composición química de los ecosistemas y provocando un desequilibrio general en los hábitats naturales. Este es un problema grave que ha sido invisibilizado durante mucho tiempo, pero que requiere de soluciones urgentes.
En contraste con el uso de medicamentos, la quiropráctica ofrece una opción terapéutica que no genera contaminación ni contribuye a la huella de carbono. Al enfocarse en la manipulación manual de la columna vertebral y otras partes del cuerpo, la quiropráctica promueve el alivio del dolor sin recurrir a fármacos. Esto no solo es beneficioso para el paciente, sino también para el medio ambiente, ya que se evita la producción, consumo y eliminación de medicamentos que contaminan el agua y la tierra.
El enfoque natural de la quiropráctica permite a las personas recuperar su bienestar sin exponer el medio ambiente a los efectos adversos de la industria farmacéutica. Además, al no depender de tratamientos químicos, reduce el riesgo de efectos secundarios y promueve una recuperación integral del cuerpo.
Optar por la quiropráctica no solo beneficia a las personas que buscan aliviar el dolor de manera natural, sino que también es una elección consciente con el medio ambiente. En un mundo donde la contaminación por medicamentos es un problema creciente, las terapias alternativas como la quiropráctica se posicionan como una opción más segura y sostenible, contribuyendo a la salud del planeta.
Fuentes:
“Fármacos en el medio Ambiente, la contaminación que no vemos”. https://ipsuss.cl/actualidad/medicamentos/farmacos-en-el-medio-ambiente-la-contaminacion-que-no-vemos
“Contaminación ambiental por productos farmacéuticos y su impacto en la salud humana”
Rev Ciencias Médicas vol.27 supl.1 Pinar del Río 2023 Epub 01-Jul-2023
“Contaminación por fármacos: una mirada a este invisibilizado problema.”
https://laderasur.com/articulo/contaminacion-por-farmacos-una-mirada-a-este-invisibilizado-problema/
“Contaminación por medicamentos: advierten sobre los graves efectos que estos compuestos químicos están provocando en los ecosistemas.”
“La industria farmacéutica, más contaminante que la del automóvil.”
Clínica Raquis