¿Sabes lo que es el dolor? Podemos decir que el dolor es una sensación no placentera con distintos niveles de intensidad. Y este «malestar» puede ser corporal, como cuando nos duele la espalda, la cabeza o las rodillas, pero se ve influenciado por nuestras emociones, creencias y experiencias. ¿Existe una relación entre el dolor y las emociones?
Un artículo publicado el año 2022 en Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy (conoce más acá) tuvo como objetivo explorar las emociones, los procesos de pensamiento y las acciones de las personas con trastornos musculoesqueléticos. Los resultados fueron 3 emociones principalmente reportadas en personas con dolores crónicos: miedo, angustia y desesperación.
El miedo a sentir dolor puede afectar nuestra calidad de vida. Si las personas con dolor crónico sienten que por realizar actividades cotidianas como salir de paseo, hacer actividad física o hacer las tareas del hogar les puede hacer sentir más molestias durante el día, puede pasar que se priven de hacer estas cosas y otras actividades que les gusten.
Lo malo de privarse de actividades por el miedo a sentir dolor, es que puede hacer que el malestar empeore con el tiempo. Realizar deporte y actividad física ayuda a fortalecer la musculatura y con ello sentir menor dolor.
Las enfermedades musculoesqueléticas y el sentir dolor crónico puede hacer sentir angustia a los pacientes debido a la incertidumbre que genera su situación y por no saber cómo les va a afectar en el futuro. Pensar en los tratamientos necesarios, cómo va a afectar el día a día, cómo será la progresión de la enfermedad, si va a afectar su trabajo y no saber si con el tiempo aumentará el dolor, puede hacer sentir angustia a los pacientes. Esto puede ser de mayor gravedad en los casos en que la progresión de la enfermedad es lenta.
La desesperación ocurre cuando uno experimenta dolor y otros síntomas, lo que provoca sentimientos de impotencia, y pérdida de autoestima. Un malestar que es crónico, puede afectar la disposición del paciente para lidiar con su enfermedad, y con ello afectar su día a día y su relación con sus personas más cercanas.
Las emociones que sentimos pueden afectar nuestra disposición hacia el tratamiento. No basta con realizar los ejercicios y seguir las indicaciones entregadas por los profesionales. Si no estamos dispuestos a enfrentar la enfermedad, es probable que el malestar siga empeorando.
El dolor en sí no es malo, es una reacción del cuerpo ante algo que le afecta. Debemos aprender a manejarlo y a seguir las recomendaciones de los expertos para reducir el dolor. Una dieta equilibrada, realizar deporte y una rutina de ejercicio adecuada puede tener un impacto en la reducción del malestar y en la mejora de la calidad de vida de los pacientes.
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Clínica Raquis