La Tendinopatía Aquiliana representa entre el 9 al 15% de la totalidad de las lesiones en corredores. Sin embargo, no está únicamente presente en la población activa y su existencia se ha presentado también entre individuos más sedentarios.
En la cara posterior del tobillo se encuentra el tendón de Aquiles, técnicamente llamado tendón calcáneo. Esta estructura conecta a los músculos de la pantorrilla con el hueso calcáneo para producir los movimientos del tobillo.
Se presenta con dolor en la región del tendón de Aquiles, pudiendo mostrar inflamación localizada o difusa. Normalmente los pacientes relatan en su historia la sensación de rigidez matutina y dolor, así como un aumento de tensión del Tríceps Sural (pantorrilla). El dolor puede generarse durante una práctica deportiva o interferir en actividades de la vida diaria como subir o bajar escaleras. Los pacientes también presentan diversos grados de impotencia funcional durante actividades deportivas como correr.
Se considera una condición multifactorial entre las que se encuentran factores intrínsecos como: el sobrepeso, lesiones recientes, enfermedades reumatoides, poca resistencia y fuerza muscular. Pero también se debe a factores extrínsecos como cambios en la carga de ejercicio y modificaciones al calzado o terreno de entrenamiento. Estas últimas suelen ser las causas más frecuentes de la aparición de esta tendinopatía.
Una ecografía o la resonancia magnética son usualmente usadas para confirmar el diagnóstico. En la evaluación del movimiento, el terapeuta puede sospechar de su presencia debido al comportamiento de los síntomas en diversas pruebas de movimientos tanto activos como pasivos y test ortopédicos correlacionando estos resultados con la historia del paciente.
La pregunta más importante de todas seguramente será: ¿y esto es todo? ¿Cómo se resuelve? Afortunadamente diversos estudios han demostrado estrategias eficaces para resolver las deficiencias de pacientes con tendinopatía aquiliana y lograr que se reinserten en sus actividades diarias. Lo más importante es que el tratamiento comience de manera oportuna y adecuada para restablecer las actividades normales. Con esto nos referimos principalmente a:
La mejor opción de tratamiento está relacionada con el ejercicio. La evidencia sustenta que los tratamientos pasivos no son útiles en el largo plazo arriesgándose a recaídas. La rehabilitación a través del ejercicio le permitirá exponerse a la carga de manera gradual. Esto implica realizar distintos ejercicios para adaptar a los tejidos involucrados en distintas posturas hasta finalmente reentrenar el gesto deseado (correr, jugar fútbol, levantar peso, etc). Sumado a técnicas de terapia manual como es la mejora en los movimientos de las extremidades inferiores, manejo de los tejidos blandos, etc.
En Clínica Raquis contamos con Kinesiólogos capaces de acompañarlo y guiarlo en esta tarea. Nuestra área de experiencia está en el tratamiento de este tipo de condiciones teniendo amplios conocimientos en Ejercicio Terapéutico y Terapia Manual. Trabajamos en conjunto con nuestros pacientes en retomar, de forma rápida y segura, la actividad deportiva y volver a realizar las actividades de la vida diaria sin dolor. Para ello, entregamos programas de ejercicios progresivos de acuerdo a las necesidades del paciente y lo educamos respecto a su condición. Todo esto en una atención personalizada y dedicada al bienestar de nuestros pacientes.
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