El dolor de hombro es una condición clínica muy común, y normalmente se asocia a trastornos de los músculos del manguito rotador. Dentro de los síntomas que suelen referir los pacientes se encuentra el dolor y la dificultad para realizar movimientos y funciones que impliquen la elevación y rotaciones del brazo, identificando como actividades limitadas aquellas que tienen relación con la vestimenta o higiene personal y cargar objetos pesados.
La evidencia ha demostrado que son varios los factores de riesgo para desarrollar este tipo de problemas entre los que se encuentran: la genética, influencias hormonales, hábitos como fumar o consumir alcohol, comorbilidades, cambios anatómicos y una gran de cantidad de factores psicosociales. Sin embargo, lo que parece contribuir en mayor medida a la aparición de dolor de hombro tiene que ver con realizar actividades que impliquen cargas excesivas durante un periodo prolongado de tiempo sin estar necesariamente acondicionado físicamente para soportar tales cargas. 1
El manguito rotador comprende los músculos supraespinoso, subescapular, infraespinoso y el redondo menor. Se originan en la escápula y van hasta la cabeza humeral. Su acción principal es la de contribuir al movimiento, estabilidad y el control motor sensorial de la articulación glenohumeral. 2 3
En algunos casos, la presencia de dolor de hombro sin evento traumático como origen, hace necesaria la toma de exámenes por imágenes en donde puede aparecer como hallazgo el desgarro de algún componente de este grupo muscular. Sin embargo, y lo más interesante, es que en estudios de resonancia magnética se ha demostrado que el 54% de las personas mayores de 60 años presentaba desgarros completos pero sin síntomas en el hombro.4 Lo anterior genera entonces mejores expectativas de tratamiento y recuperación puesto que la causa del dolor está más relacionada a problemas de adaptación a la carga sobre la extremidad superior y no al cambio estructural. Estos desgarros normalmente afectan al brazo dominante y se pueden clasificar en pequeños < 1 cm, medianos entre 1 y 3 cm, grandes entre 3 y 5 cm y masivos > 5 cm. 5 6
Afortunadamente, muchos médicos indican tratamientos de Kinesiología (también llamado conservador) para estos pacientes, siendo este menos invasivo y costoso que el tratamiento quirúrgico y sin encontrarse diferencias estadísticamente significativas en los resultados clínicos a cinco años de seguimiento 7 8, por lo que la cirugía se considera como alternativa final. Esta decisión normalmente considera la edad del paciente, el tamaño del desgarro y la calidad del tejido.
Para los pacientes que han sido derivados para un tratamiento conservador el ejercicio es lo más importante. Existe fuerte evidencia de que el ejercicio es capaz de reducir el dolor y mejorar la función en el corto plazo, siendo también los programas de ejercicios para el hogar de gran ayuda para la mantención de estas mejoras en el tiempo. Los ejercicios, que incluyen objetivos como la movilidad, la fuerza y la flexibilidad, deben ser guiados en todo momento por un Kinesiólogo. 9
El conocimiento de la evidencia y sobretodo la evaluación realizada por el Kinesiólogo es de vital importancia para tener claridad de los problemas del paciente y así diseñar un correcto plan de tratamiento.
En el caso de los pacientes operados, la rehabilitación temprana puede resultar beneficiosa para el paciente que tiene un desgarro pequeño a moderado y un método de fijación fuerte, comenzando con la movilidad asistida realizada por un Kinesiólogo desde el primer día de la intervención quirúrgica. Al contrario, si el desgarro es de gran tamaño, el paciente tiene edad avanzada, enfermedades sistémicas, entre otros factores, este requiere de un periodo de inmovilización con cabestrillo de 4 a 6 semanas con el objetivo de ayudar a la curación de los tendones reparados para posteriormente comenzar con la movilidad pasiva y activa posterior a la sexta semana.
Dentro del tiempo de recuperación, el dolor puede variar entre 4 a 12 semanas. El rango de movimiento y fuerza se puede recuperar dentro de 3 meses, pero este puede seguir mejorando hasta los 12 meses posteriores a la cirugía, reportándose resultados funcionales hasta los 24 meses posteriores a esta. 10
En Clínica Raquis contamos con profesionales preparados para la rehabilitación de usuarios que presentan este tipo de condición. Te acompañarán en todo el proceso con programas de ejercicios que se irán modificando periódicamente de acuerdo a tus avances además de la educación constante referente a las etapas del tratamiento.
Puedes pedir una hora AQUÍ o llamando a la clínica que más te acomode:
– Providencia (metro Manuel Montt) +229023088
– Santiago Centro (metro U de Chile) +232451349
Clínica Raquis